PointBlank 04

Matar al padre

Sé que está. Su moto le delata. Tampoco me sorprende que haya elegido un lugar en la raya para encontrarnos, la frontera aparece muchas veces en sus fotos. Nada más entrar, en la mesa junto a la ventana encuentro un cenicero con un cigarro todavía humeante junto a una bolsa negra de tabaco y un zippo. Sé que se trata de él porque colgada en la silla de chapa descansa una chupa de cuero con un perro rabioso serigrafiado a la espalda. Reconozco esa foto.

Al fondo abriéndose paso entre mujeres recias, cuatro tipos diferentes de policías, bigotones alentejanos y gitanos mestizos, aparece tranquilo.

Da la impresión que este sea su territorio. Todos parecen conocerle. Lleva una funda colgada al cincho a modo de revólver y anda con flow, se diría que es un chulo sino fuera porque sé que es cojo. Me saluda como si me conociese de toda la vida.

Se sienta a contraluz, como no puede ser de otra manera y su contorno le proporciona un cierto aire sueño y su piel morena se torna roja.

Le sirven sin haber pedido nada, lo mío tarda un poco más porque no como carne. Así entre bicas, bifanas y piri-piri con un gesto me indica que comience a disparar.

 

Pkp.-¿Qué es fotografía?

…hace como si se sorprendiera, pero su mueca socarrona lo denuncia; me está vacilando.

 

El otro.-Jajaja..esa si que no me la esperaba. Seguro que hay tantas definiciones de fotografía como fotógrafos (operator), pero seré pragmático. Para mí, es ante todo un sistema de comunicación. Hay hechos que no son verbalizables y requieren de imágenes para contar. El reto comienza con la difícil relación entre lo aparente y lo oculto. El mensaje es el propio medio. Es ilógica y polisémica. Es una herramienta para la comprensión del mundo. La considero más un oficio que un arte. Es un combate contra el tiempo.

 

Pkp.-¿Sirve entonces para contar la realidad?

…el humo de su cigarrillo se escapa fuerte y blanco entre sus palabras.

 

El otro.-Una foto no es la consecuencia de la descripción de la realidad, sino su reflejo. Es el resultado de la fascinación de quien la crea por el mundo. Una foto nunca acaba en si misma, sino que incluye un número inabarcable de mundos, probablemente tantos como espectadores. Fotografiar constituye una forma de reinventar lo real, de extraer lo invisible del espejo y mostrarlo para que cada quién, acorde a sus propios recuerdos y memorias pueda interpretarla y convertirla en real. Algunos fotógrafos finalmente aceptamos la realidad porque intuimos que en nuestras fotos nada es real. El resultado, la mayoría de las veces es una alucinación. Una falsa realidad. La otredad.

Los destinatarios no sois entes pasivos. Eres tú (spectator) a quien corresponde decidir lo que es real.

 

Pkp.-Sin embargo usted trabaja de fotoperiodista, de sus palabras podría deducirse entonces que ¿toda foto es una mentira?

…visiblemente incómodo acerca su silla y respira. Se toma un instante.

 

El otro.-Amigo, el viejo debate verdad/mentira ha sido sustituido por mentir bien o mentir mal. Yo procuro vencer el rigor de lo establecido en beneficio de lo imaginario. El realismo fotográfico y sus valores son una cuestión de fé. No hay ningún indicio racional convincente que garantice la veracidad de una fotografía. El propio fotoperiodista suele estar manipulado por los intereses editorialistas de los medios para los que trabaja. Esa manipulación, a la hora de desarrollar tu oficio está exenta de valor moral. Lo que sí está en juicio moral son los criterios e intenciones que se aplican a la manipulación. El operador como el tirador con arco, debe poner toda su maestría y empeño antes de realizar el disparo. Una vez que la flecha vuela por el aire, no puede hacer nada más y serán otros los que valoren el tino y la puntería.

 

Pkp.-¿Cómo debe ser, pues una fotografía?

 

El otro.-Será aquella que tenga la capacidad de comunicar emociones independientemente que cuente sobre lo habitual o lo extraordinario. Bajo mi punto de vista debe tener tensión y conflicto y ser descriptiva y estética a la vez. Con impacto. Con espacio suficiente para la breve convivencia entre lo previsible y lo azaroso. En una buena fotografía siempre pasa algo, siempre hay más de lo que se ve. La reflexión en caso de haberla, corresponde plenamente al spectator.

Ahora ya no estoy solamente interesado en la búsqueda de la verdad o la belleza. Siento más apego a las preguntas que a las respuestas. Como operator estoy interesado en el acto creativo, inexcusablemente sin aventura no hay foto. Toda foto debería ser habitable y no solo visitable.

Sin embargo hay que cuidar que la foto no atrape más de lo necesario, debe proporcionar al usuario una salida. Ser pasajero es vivir, permanecer es morir.

 

Pkp.-¿Cómo se hace una buena fotografía?

Ríe tan alto que los de la barra se vuelven curiosos contra nosotros

 

El otro.-Llevo media vida haciendo fotos y no tengo ni idea de como contestar a esta pregunta. ¿Cómo se hace ronrakoll? Quizás deberías preguntar a ZZ Top. Si sé algunas cosas que hice que me han funcionado bien, como huir del apriorismo. Existe una disposición desde el principio y muy clara en algunos fotógrafos de hacer un tipo de fotografía que guste, de “ser fotógrafo” y no deja espacio para la vida que surge, para la verdadera intención que lleva a querer retratar lo que se propuso retratar. Puede ser un estupendo ejercicio de estilo, pero no alcanza para que las emociones se instalen en sus fotos. El miedo siempre se introduce en una fotografía independientemente de nuestra voluntad. Así, pues quiero creer que sólo el audaz merece lo bello. Ser fotógrafo exige un riguroso planteamiento, capacidad de análisis y documentación profunda hasta encontrar un interés sincero. Sin embargo a la hora de fotografiar, el planteamiento debe ser anárquico en la ejecución. No se piensa, se actúa. Creo que se atribuye a Bresson la definición que fotografiar es colocar la cabeza, el ojo y el corazón en el mismo eje. Paparruchas!. En el acto fotográfico no debe existir la lógica, sino la atracción.

 

Pkp.-¿De qué están hechas tus fotos?

 

El otro.-Pues de lo que están hechas todas las fotos. De luz, azar y tiempo. No hay más elementos que conjugar. La luz y su aliada la sombra, es la mensajera del espacio y del tiempo y sirve para contemplar. Si solamente voy a hablar de mi mismo, me siento más cómodo en la incertidumbre de la penumbra. Cuando la sombra golpea, es como un rayo. Deforma las cosas, las agranda, las minimiza, las retrae, las recorta, las cincela. Si miras solo a la sombra se convierte en la prueba irrefutable de lo que está ausente. Por eso algunos comenzamos a inventar fotografías, para recordar, para tratar de detener el tiempo. Y bueno, el azar. Berger lo definía como la resolución de lo imprevisto. 

 

Pkp.-¿Qué debe hacer el espectador ante una de sus fotografías?

 

El otro.-Lo mismo que delante de la otros. Mirar sin temor. Cualquier imagen es como un trampolín hacia recuerdos o emociones, sólo ocasionalmente una foto es autosuficiente y no existe solamente una interpretación correcta, de hecho, ni siquiera el operator creó esa imagen bajo una sola interpretación. Así, pues el spectator está libre de toda culpa, no tiene que tener certezas. La certeza puede ser instantánea, la duda requiere duración, el significado nace de las dos. Significado y misterio son inseparables. Tenemos que enfrentarnos ante una imagen por intuición. En realidad, ante cualquier foto todo espectador proyecta algo de si mismo. Tenemos la falsa creencia a mi modo de ver, que cuando el espectador se reconoce en la imagen hemos comprendido la verdadera intención del fotógrafo. Pero sin esa conexión, la foto, también pervive en la esperanza de una revelación que representa el estímulo para la voluntad de toda mirada que no tiene una finalidad funcional precisa. Veo, siento, luego noto, miro y pienso.

 

Pkp.-  Todos llevamos una cámara en el bolsillo. ¿Cualquiera puede hacer una foto?

 

El otro.-Por supuesto. Incluso cualquiera puede trabajar de fotógrafo, otra cosa bien diferente es ser fotógrafo, lo cual no es nada sencillo. Lo fácil nunca es buen consejo para quien practica una militancia total en el esfuerzo continuado como la única manera de producir algo interesante, algo válido. Hay que dotar a la fotografía de un contenido intelectual adecuado. No creo a pies juntillas en la inspiración. Incluso la genialidad es el resultado de la convicción y la perseverancia en el acto creativo, en el trabajo diario. No se trata de lo que tú puedes hacer por la fotografía, sino de lo que ella puede hacer por ti. Estás obligado a ser honesto, cualquiera que esté interesado en la fotografía sin artificios, puede llegar a ser fotógrafo. El resto como mucho y con suerte podrán llegar a ser “influencers.”

 

Pkp.-  ¿Usted lo es? Fotógrafo digo.

 

El otro.-Sí, lo soy pero cometí el error de dejar que me paguen por ello.

 

Pkp.-  ¿Qué consejo le daría a alguien que quiera serlo?

 

El otro.-No me siento cómodo dando consejos. Ni siquiera recibiéndolos, me pone nervioso, pero trataré de explicarme.

La fotografía versa sobre la búsqueda de la propia identidad, entre todas las identidades posibles y requiere resignación, porque nunca podremos llegar a saber a ciencia cierta quienes somos realmente. Si podemos aproximarnos aún a riesgo de toparnos de bruces con nuestra propia mediocridad. Para ser buen fotógrafo hay que sintonizar con la realidad, más allá de las apariencias y extraer de ellas motivos para la conquista de nosotros mismos. Uno debe reconocerse en sus fotografías. Es un viaje solitario por un camino sinuoso lleno de abrojos que conduce irremediablemente al fin de la noche. Hay que andar ligero de equipaje, algunas personas se quedarán por el camino y cargarás con sus ausencias, a otras serás tú quien las aparte de tu camino pero también cargarás con sus sombras  y si no estás dispuesto a transgredir algunas normas, mejor te quedas en el sofá de tu casa. A cada paso una foto, siempre mundo adelante, lo que se oculta tras la fotografía  lo que se ampara indefectiblemente en la imagen fotográfica es la muerte.

El trofeo es la auto-afirmación “ser uno mismo”, pero para ello debes estar dispuesto a matar al padre.