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Galgo español

Odio despertar con despertador. Música en directo y madrugar no parecen maridar bien, sin embargo güiski  y rock si. Pero eso debí recordarlo anoche. Aún así, mi primer pensamiento, es que el concierto de Radio Station mereció mucho la pena.

Mientras apuro el primer cigarrillo del día y el último sorbo de bica, lamento vivir en una ciudad donde la música en directo parece estar perdiendo la batalla. Uff…elegí un mal día para dejar de fumar.

Por inercia preparo el equipo sin ni siquiera reparar en que día vivo.

Tiro de agenda, “Acto conmemorativo por la festividad del Día de la Patrona de la Guardia Civil”.

Para variar voy casi tarde. Me alivia comprobar que a pesar de llegar justo a tiempo, el acto va con retraso. Antes, autoridades civiles y militares van juntos todos a misa y claro a parroquia llena y con cura listo, la ocasión la pintan calva. Van a tardar. No pasa nada. Va con el oficio. Los reporteros, qué remedio, hemos aprendido a esperar; por eso,  cuando somos nosotros los que citamos, nunca llegamos tarde.

Luce el sol. Estoy bien pero podría estar mejor. A mi catarro le hubiera venido mejor el campo, hoy también se abre la veda de caza con galgo y mato el tiempo imaginando las fotos que hubiera podido hacer. La caza me genera sentimientos contradictorios. Lo que no me genera ningún tipo de dudas es la belleza y elegancia suprema del galgo en la suelta. Como fotoperiodista estaría dispuesto a asumir el riesgo de no mirar para otro lado, de aparcar mis propias convicciones y tratar de fotografiar al galgo el hombre y la liebre, con la esperanza que el proceso me ayudara a comprender. Quién no conoce la oscuridad, no puede apreciar la luz.

Caigo en la cuenta que sigo esperando. Hoy y aquí no se protesta. Se protesta en Ecuador o en Cataluña o ante las puertas cerradas del valle de los caídos, donde numerosos fieles arremeten precisamente contra guardias civiles por no poder asistir a misa. Que caprichos del azar hacer coincidir el cierre de este monumento, el mismo día que celebramos la Fiesta Nacional de España. Si esto lo pilla Berlanga en vida le da para una película seguro, quizá otra obra maestra.

Todos colocados, autoridades y séquitos. Prensa bien tratada. Manolo impecable en la ejecución de su cometido. Apenas puedo sujetar el dedo ya colocado en el disparador. Que empiece ya, que el público se va…! Pero esto solo suena en mi cabeza. Es curioso como se relativiza el tiempo dependiendo de qué o quién o qué cosa. Un minuto de espera aquí, no parece tener nada que ver con un minuto en la cola de una consulta del médico de cabecera. Habré pensado eso por el catarro, supongo. Estamos de fiesta y se nota. Tras los saludos protocolarios comienzan los discursos. Les contaré un secreto, para losgráficos, esta parte suele ser aburrida. Cazada la foto del orador, basta. Sin embargo los plumillastienen faena, los imagino cazando palabras al vuelo con una pequeña red de esas para atrapar mariposas honor…patria…valor…justicia…orden…ley…bandera.

Ahora es el cura quien se arrepiente un poco de haber alargado la homilía pero aguanta estoico el listado de bondades y éxitos detallados de la Guardia Civil. Que va, son imaginaciones mías, lo está disfrutando.

Aplausos, se reconoce a los héroes, se venera a los retirados y se rinde homenaje al caído por la patria. Ensimismado en el encuadre olvidé taparme los oídos.

Con un pitido dentro mientras escucho a todos cantar el himno, recuerdo que también cantan los galgueros por fandangos en un bar de carretera.

Me muera, el día que yo me muera

Me entierren con mi trailla

Que en el cielo está mi perra

Y en la gloria hay cacería

Y así se muere cualquiera